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*si alquien quiere leer los trabajos del profedor Joaquin Beltran, que me los pida.
LA INMENSA MAYORÍA DE LOS CHINOS QUE LLEGAN A ESPAÑA PROCEDEN DE QINGTIAN.
Tráfico Una escena de la vida cotidiana en Qingtian, este verano. Foto: J. P. DORRIA
J. P. DORRIA
QINGTIAN
Con esa arquitectura china que decora exteriormente sus edificios con una más que dudosa baldosa blanca, rejas de hierro en las ventanas y la colada colgando de éstas, Qingtian pasa por ser una clásica ciudad rural de medio millón de habitantes en la remota China. Tampoco faltan los aparatos de aire acondicionado goteando sobre las aceras, los gruesos cables tirados de una esquina a otra, ni el caos de las bicicletas. Aislada entre montañas en el corazón de la provincia de Zhejiang, a más de diez horas en autobús al sur de Shanghai, Qingtian cuenta también, curiosamente, con restaurantes de menú y estilo occidentales, cafeterías con inspiración mediterránea y tiendas de moda con pretensiones. Una fisonomía urbana muy distinta a la de otros núcleos rurales de su clase, rabiosamente chinos.
Foco de emigración
La explicación a semejante paradoja, en una urbe alejada de las rutas turísticas, radica en que, desde hace generaciones, es uno de los focos de emigración más importantes. Gracias al empuje de los que se fueron para volver, y que montaron con sus ahorros pequeños negocios, Qingtian exhibe ahora esa tímida cicatriz occidental. De los 200.000 ciudadanos que han emigrado ya, la mayoría lo hicieron a Xibanya (España en chino). "Dos tercios de los que salen acaban en España o Italia, la tierra prometida", dice un vecino.
No hay estadística que apoye el fenómeno, pero según la creencia generalizada, al menos el 80% de los chinos que viven en España proceden de Qingtian y alrededores. Según Joaquín Beltrán, antropólogo y profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona, "es peculiar que la mayor parte de los chinos residentes en España procedan de Qingtian; se supone que unos 50.000 de forma regularizada, sin contar los que ya se han nacionalizado y su descendencia, que pueden sumar otros 4.000 más". Eso, obviamente, sin contabilizar los que llegaron por cauces irregulares, que son varios miles más. En Qingtian, donde apenas hay agricultura que absorba la mano de obra, los jóvenes ponen el horizonte de sus sueños a 12.000 kilómetros de distancia. "Hay poco trabajo en el campo y sobra mucha mano de obra", advierte Qiu, un vecino que vivió ocho años en Europa, uno de ellos en Barcelona, donde sus dos hijos regentan un restaurante.
Una vez instalados en España, los emigrantes tratan de llevarse a sus familiares y amigos. "Hay una minoría que regresa, con sus ahorros bajo el brazo", asegura Qiu. La gran mayoría decide no volver nunca, pero, desde ultramar, son una formidable fuente de divisas para sus vecinos. "Gracias a su dinero Qingtian ha mejorado mucho", asegura Qiu. Según Beltrán, "en Qingtian la emigración ha desarrollado una cultura especial donde el éxito social pasa por el éxito económico en el exterior".
En la arteria principal de la ciudad, varias agencias de viaje ofrecen vuelos con destino a España, aunque en la misma jugada se ofrecen para gestionar todo el papeleo oficial con las autoridades españolas. Según una de las agencias, los permisos de residencia --que pueden tardar años--, cotizan a 10.000 euros. Para mostrar su efectividad, enseñan un permiso recién concedido a un vecino que trabajará en un restaurante chino de Vila-seca, en Tarragona. Y es que, aseguran, "España es un país más fácil que otros en materia de inmigración". Es la agencia principal de la ciudad, que vende "unos 10.000 billetes al año con destino a España".
El cauce legal, con todo, no es el único para alcanzar la meta. Según Chen, conductor de un taxi-triciclo a 10 céntimos de euro el trayecto corto, muchos optan por pasar a otro país metidos en depósitos de barcos, o cruzan a pie la frontera a través de los bosques, para acabar en Europa meses después. "Algunos lo consiguen, pero muchos mueren en las montañas o los coge la policía", relata Chen. Pese al peligro, "casi todos los jóvenes quieren irse a vivir a Xibanya", concluye. |
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